14.1

DE PELÍCULA DE

Tropo es demasiado.
¿Diverso es plural?

Mi italiano es nefasto.

Yo vi a Minguito Tinguitela.
Le pregunte si podía filmarlo y enseguida metió su mano en el bolsillo derecho del pantalón para buscar el teléfono móvil. Imaginé los dos bolsillos repletos de papeles arrugados y escritos. Imaginé un escarbadientes en cada uno de los bolsillos, de reserva, por las dudas.

Cuando tenía diez años tuve en mis manos el guión de la película “MINGUITO Y ANIBAL CONTRA LOS FANTASMAS”.

Mi tío Eduardo creció frente a la casa de los hermanos Baires en la calle Margarita Weild, en Lanús Este. Mi tío vivía en una casa a la que se entraba por un pasillo. Abrías la puerta de chapa y se sentía en los huesos el frío de la humedad, también se escuchaba el piar de los pajaritos. 
La puerta de entrada de la casa de los hermanos Baires daba justo enfrente a la puerta de chapa del pasillo por el que se accedía a la casa de mi abuela donde creció mi tío. La casa de los hermanos Baires tenía además otra entrada, la del garaje, por la calle Córdoba. 
Los hermanos Baires eran los hijos del Sr. Baires, dueño de la productora de cine “Cinematográfica Victoria”, que  producía la mayoría de las películas de Juan Carlos Altavista, Calabró, Olmedo y Porcel.

También tuve en mis manos un ejemplar del guión de “EL TELO Y LA TELE”.

Mi tío Eduardo, cuando era casi adulto y trabajaba en la productora, le propuso a mi hermana, más de una vez, participar como extra en las películas. Yo escuché más de dos veces a mi madre quejarse de la negativa de mi hermana y más de tres veces el lamento de mi tío…“ con la cara linda que tiene, che!

A mí no me invitó nunca.

Yo leía los guiones a escondidas y después veía las películas: MINGO Y ANIBAL…” la vi en el viejo “Cine Rex” en la calle Ituzaingó. EL TELO Y LA TELE la alquilé y la vi a escondidas en casa, me masturbe. Estuve esperando verla durante mucho tiempo. Es más, ya me había masturbado cuando leí el guión. Tenía muchas expectativas con esa obra de arte.

Ahora estaba en Bolzano, en Italia, y Minguito se me apareció por fin en persona. Le pregunte si podía filmarlo y enseguida metió su mano en el bolsillo derecho del pantalón para buscar el teléfono móvil.

Y mientras actuaba sólo para mí y para mi compañera de viaje le pregunté a quién esperaba.

Y me reía de mi maldad, de mi italiano, de las vueltas que da la vida.

Y estaba allí para intentar olvidar que mi hija se había ido a vivir con su madre a doce mil kilómetros de tristeza.

Y me dijo que estaba esperando a un amigo.

Entonces imaginé que Aníbal venía a buscarlo con la “Santa Milonguita”.
Y cuando menos lo esperaba apareció.
Y la película fue perfecta.

TROPPO se escribe con dos Pe.